Factores de riesgo que sí puedes controlar
Casi la mitad de los adultos estadounidenses sufren de presión arterial alta o hipertensión. La presión arterial alta es una de las principales causas de ataques o derrames cerebrales y el factor de riesgo controlable más significativo. Un nivel de presión arterial ideal es inferior a 120/80 mm Hg. Conoce tus cifras y controla tu presión arterial.
La nicotina y el monóxido de carbono del humo de los cigarrillos dañan el corazón y los vasos sanguíneos, lo que te hace más susceptible a sufrir un ataque o derrame cerebral. Actualmente, casi 12 de cada 100 adultos en EE. UU. son fumadores. Además, según un análisis de sobrevivientes de un ataque o derrame cerebral a nivel nacional en EE. UU., el 58.8% de ellos tenía antecedentes de tabaquismo.
El lugar donde vives es importante
Las personas que viven en zonas rurales tienen más probabilidades de fumar que las que viven en zonas urbanas. Según un estudio, los adultos de raza blanca que viven en zonas rurales presentan tasas de tabaquismo un 62% superiores a las de los adultos de raza blanca que viven en zonas urbanas. Los adultos hispanos y de raza negra presentan tasas de tabaquismo elevadas similares de un 38% en las comunidades rurales. Por otro lado, los adultos asiáticos que viven en zonas urbanas tienen un 32% más de probabilidades de ser fumadores.
La comunidad LGBTQ+ puede correr un mayor riesgo
En el 2020, más personas adultas lesbianas, gais o bisexuales (LGB) fumaban cigarrillos en comparación con los adultos heterosexuales. Las personas adultas LGB también eran más propensas a consumir cualquier producto comercial de tabaco en comparación con los adultos heterosexuales. Los adultos transgénero son más propensos a consumir productos comerciales de tabaco, en especial cigarrillos electrónicos. Según la Oficina de Prevención de Enfermedades y Promoción de la Salud de EE. UU., la discriminación contra las personas de la comunidad LGBTQ puede crear disparidades de la salud física y mental únicas, así como de la salud cardiovascular.
Mayor riesgo para las mujeres
Los anticonceptivos hormonales que contienen estrógenos pueden elevar los niveles de factores de coagulación en el organismo. El uso de píldoras anticonceptivas en combinación con el consumo de cigarrillos puede aumentar considerablemente el riesgo de sufrir un ataque o derrame cerebral en las mujeres.
Aunque el consumo de cigarrillos ha disminuido en las últimas décadas, en la actualidad existen más tipos diferentes de productos del tabaco, como los cigarrillos electrónicos, el tabaco sin humo, las pipas y los vapeadores. Dejar de fumar puede reducir significativamente el riesgo de sufrir un ataque o derrame cerebral. Deja de fumar ahora para disminuir tu riesgo. Descarga los consejos sobre Cómo dejar el tabaco para lograr el objetivo.
Si sufres de diabetes tipo 1 o 2, es importante que controles tu nivel de azúcar en sangre. La diabetes mellitus es un factor de riesgo independiente del ataque o derrame cerebral. Muchas personas con diabetes tienen sobrepeso y presentan presión arterial alta y colesterol alto en la sangre, lo que aumenta su riesgo. Aunque la diabetes es tratable, la presencia de la enfermedad es un indicador de un aumento del riesgo de sufrir un ataque o derrame cerebral. Aprende a disminuir tu riesgo de padecer diabetes y prediabetes.
Las dietas altas en grasas saturadas, grasas trans y colesterol pueden elevar los niveles de colesterol en la sangre. Las que son altas en sodio (sal) pueden aumentar la presión arterial. Y las que tienen muchas calorías pueden provocar obesidad. No obstante, una dieta que contenga cinco o más raciones de frutas y verduras al día puede reducir el riesgo de sufrir un ataque o derrame cerebral. En las Recomendaciones sobre dieta y estilo de vida de la American Heart Association (Asociación Americana del Corazón) se sugiere seguir una dieta saludable.
Existen dos planes de alimentación bien estudiados que cumplen las recomendaciones de la American Heart Association (Asociación Americana del Corazón). Uno es la dieta mediterránea:
- Se enfatiza el consumo de verduras, frutas, cereales integrales, granos y legumbres;
- se incluyen productos lácteos bajos en grasas o sin grasas, pescado, aves de corral, aceites vegetales no tropicales y frutos secos; y
- se limitan los azúcares añadidos, las bebidas azucaradas, el sodio, los alimentos altamente procesados, los carbohidratos refinados, las grasas saturadas y las carnes grasas o procesadas.
La otra es la de Enfoques alimentarios para detener la hipertensión (o DASH, por sus siglas en inglés). La dieta DASH permite utilizar más productos lácteos y carne, mientras que la dieta Mediterránea incluye el uso regular de aceite de oliva.
Una dieta basada en vegetales, vegetariana o vegana también puede ser una forma saludable de comer.
La inactividad física puede aumentar tu riesgo de sufrir un ataque o derrame cerebral, enfermedades cardíacas, sobrepeso/obesidad, presión arterial alta, colesterol alto y diabetes. Sigue estas recomendaciones:
- Realiza, al menos, 150 minutos semanales de actividad aeróbica de intensidad moderada, como caminatas a paso ligero, gimnasia acuática, jardinería, tenis o ciclismo
- Realiza, al menos, 75 minutos semanales de actividad aeróbica de intensidad alta, como correr, caminar cuesta arriba, nadar y saltar la cuerda.
- Complementa con actividades de fortalecimiento muscular al menos 2 días a la semana, por ejemplo, con bandas de resistencia o pesas.
- ¿No tienes 30 minutos disponibles? Divide tu rutina en dos segmentos de 15 minutos.
Recuerda que nunca es demasiado tarde, así que empieza hoy mismo a pasar menos tiempo sentado y a moverte más. Conoce las últimas Recomendaciones de actividad física de la AHA.
El exceso de peso corporal y la obesidad están relacionados con un mayor riesgo de tener presión arterial alta, diabetes, enfermedades cardíacas y ataques o derrames cerebrales. Perder tan solo de 5 a 10 libras (de 2 a 3 kilos) puede tener un impacto significativo en tu riesgo. Incluso si el control del peso ha sido un reto durante toda tu vida, puedes empezar hoy mismo a dar pequeños pasos para controlar tu peso y reducir tu riesgo.
El colesterol es la sustancia grasa de la sangre. El colesterol alto aumenta el riesgo de obstrucción de las arterias, y si una arteria que va al cerebro se obstruye, puede causar un ataque o derrame cerebral. Según estudios, se sugieren niveles ideales de colesterol de aproximadamente 150 mg/dL. Controla tu colesterol.
La fibrilación auricular es un trastorno del ritmo cardíaco que puede causar que un coágulo sanguíneo se desplace al cerebro y provoque un ataque o derrame cerebral. Si padeces fibrilación auricular (FibA), debes conocer tu riesgo de sufrir un ataque o derrame cerebral y seguir un tratamiento para reducir las probabilidades de sufrirlo.
La apnea del sueño forma parte de los trastornos respiratorios del sueño. Esta afección crónica provoca la interrupción parcial o total de la respiración muchas veces durante la noche, lo que causa somnolencia o fatiga durante el día. Esta afección puede presentarse en personas de todas las edades, incluidos los niños; sin embargo, entre los factores de riesgo se incluyen ser de sexo masculino, mayor de 40 años y tener sobrepeso. Más de la mitad de las personas que sufren un ataque o derrame cerebral también tienen apnea del sueño. A continuación, se mencionan algunos signos y síntomas comunes:
- Ronquidos (normalmente los detecta o informa la persona con quien se duerme)
- Sueño interrumpido o despertarse jadeando frecuentemente durante la noche
- Fatiga y sensación de cansancio durante el día
- Dolor de cabeza matutino
- Problemas de concentración y memoria
Esta afección puede provocar niveles bajos de oxígeno durante el sueño, así como una presión arterial elevada; ambos factores pueden aumentar el riesgo de sufrir un ataque o derrame cerebral. La apnea del sueño puede contribuir o ser la causa de un primer ataque o derrame cerebral, o de uno recurrente.
La enfermedad de células falciformes (ECF) es un trastorno genético que afecta principalmente a niños de raza negra e hispanos. Causa la aparición de glóbulos rojos “falciformes”, los cuales tienen una menor capacidad de transportar oxígeno a los tejidos y órganos del cuerpo. Estas células se adhieren a las paredes de los vasos sanguíneos, lo que puede obstruir las arterias que se dirigen al cerebro y provocar un ataque o derrame cerebral.
Para reducir el riesgo de sufrir un ataque o derrame cerebral, las personas con enfermedad de células falciformes pueden participar con sus profesionales de la salud en su tratamiento para prevenir y tratar con cuidado las exacerbaciones.
Las tasas de ataques o derrames cerebrales en niños con ECF son significativamente más altas que en la población infantil general. Por esta razón, la Sociedad Estadounidense de Hematología recomienda que los niños de entre 2 y 16 años con ECF se sometan anualmente a una ecografía Doppler transcraneal (DTC). La ecografía DTC es una prueba sencilla e indolora mediante la cual se puede determinar si los niños con ECF presentan un riesgo elevado de sufrir un ataque o derrame cerebral.
Obtén más información sobre las causas poco frecuentes del ataque o derrame cerebral.
La enfermedad de la arteria carótida, también llamada estenosis de la arteria carótida, se produce cuando depósitos de grasa (placas) obstruyen los vasos sanguíneos que llevan sangre al cerebro y la cabeza. Esta afección se desarrolla lentamente y provoca un estrechamiento de las arterias, lo que aumenta el riesgo de sufrir un ataque o derrame cerebral. A menudo no se presentan síntomas, y el primer signo puede ser un AIT o un ataque o derrame cerebral. Los controles médicos periódicos son importantes, y tu profesional de la salud puede escuchar tus arterias del cuello con un estetoscopio para detectar sonidos anormales. También existen otras pruebas para el diagnóstico temprano.
La enfermedad arterial periférica es el estrechamiento de los vasos sanguíneos que llevan sangre a los músculos de las piernas y los brazos. La acumulación de placa grasa en las paredes arteriales provoca la enfermedad arterial periférica (PAD, por sus siglas en inglés). Las personas con PAD tienen un mayor riesgo de padecer enfermedad de la arteria carótida, lo que aumenta el riesgo de sufrir un ataque o derrame cerebral.
Las personas con enfermedad coronaria o insuficiencia cardíaca presentan un mayor riesgo de sufrir un ataque o derrame cerebral que quienes gozan de una buena salud cardíaca. La miocardiopatía dilatada (un corazón con un tamaño aumentado), la valvulopatía y algunas malformaciones cardíacas congénitas también pueden aumentar el riesgo de sufrir un ataque o derrame cerebral. Trabaja con tu profesional de la salud para tratar estas afecciones relacionadas.
Evaluación del riesgo de ataques o derrames cerebrales
Si te interesa comprobar tu propio riesgo de sufrir un ataque o derrame cerebral, nuestra Evaluación del riesgo de ataques o derrames cerebrales puede ayudarte. Recuerda que algunos riesgos de sufrir un ataque o derrame cerebral son modificables, mientras que otros no. Si obtuviste un puntaje alto en los factores de riesgo o no estás seguro de cuál es tu puntaje de riesgo, siempre debes hablar con tu profesional de la salud acerca de tus dudas y la forma en que puedes reducir tu riesgo.
Enfermedades cardíacas y ataques o derrames cerebrales
La relación entre las enfermedades cardíacas y los ataques o derrames cerebrales es importante. Varios tipos de enfermedades cardíacas son factores de riesgo de ataques o derrames cerebrales. Asimismo, el ataque o derrame cerebral es un factor de riesgo de enfermedad coronaria. Las personas con enfermedad coronaria, angina o que han sufrido un ataque cardíaco debido a la arteriosclerosis (endurecimiento de las arterias) presentan un riesgo dos veces más alto de sufrir un ataque o derrame cerebral.
Recursos sobre los factores de riesgo de ataques o derrames cerebrales:
Factores de riesgo de ataques o derrames cerebrales
Endarterectomía de la carótida (PDF)
Infografía sobre presión arterial alta y ataques o derrames cerebrales
Recursos para ayudarte a controlar el riesgo de sufrir un ataque o derrame cerebral:
Cambios en el estilo de vida para prevenir el ataque o derrame cerebral (PDF)
Preguntas frecuentes sobre la FibA (PDF)
Seguimiento de los síntomas de la FibA (PDF)
Anticoagulantes y antiagregantes plaquetarios (PDF)