Equidad en salud

Las mujeres están menos representadas en la investigación y los ensayos clínicos. Debido a esta brecha, a los médicos les falta información importante acerca de cómo las mujeres podrían responder de manera diferente ante una cardiopatía, tienen síntomas distintos y necesitan métodos de diagnóstico y tratamientos diferentes.

Los factores sociales afectan la capacidad de una mujer para vivir una vida sana y tener acceso a un cuidado de la salud asequible y de calidad. La tasa de enfermedad en mujeres con ingresos escasos y un nivel educativo bajo es de casi el doble. El lugar de residencia puede influir enormemente en su salud. La esperanza de vida puede variar en más de 20 años entre personas que viven a tan solo 8 kilómetros de distancia, ya que las opciones de acceso a una vida sana suelen estar limitadas en las proximidades de los barrios de bajo nivel adquisitivo.

Las mujeres son más propensas que los hombres a algunos factores de riesgo que causan cardiopatías, derrames cerebrales, cáncer, diabetes y demencia. Las mujeres presentan mayores tasas de obesidad, hipertensión arterial y niveles altos de colesterol. Los factores relacionados con la salud reproductiva aumentan el riesgo de ECV en las mujeres, como la menarquia temprana, la menopausia temprana, los abortos y las complicaciones del embarazo, como la preeclampsia y la diabetes gestacional.

Las mujeres merecen tener mejores oportunidades profesionales en el campo de la ciencia y la tecnología. En 2018, en EE. UU. había ocho millones de puestos de trabajo disponibles en campos STEM, pero la mayoría de las estudiantes no estaban preparadas para estas profesiones. Además, solo 3 de cada 100 mujeres estudiantes de licenciatura siguen trabajando en campos STEM después de la graduación.