Por qué defiendo: Mi viaje a Capitol Hill para fomentar la salud cardíaca
Por Susan Lucci
El mes de octubre tiene un significado especial en mi corazón. Mi vida cambió hace un año después de un problema de salud. Un día de compras para el cumpleaños de una amiga se convirtió en una abrumadora serie de eventos que dieron como resultado el descubrimiento de dos arterias bloqueadas, la colocación quirúrgica de stents y una breve hospitalización. En última instancia, estos acontecimientos tuvieron como consecuencia la sorprendente realidad de que, a pesar de mis mejores esfuerzos por llevar una vida sana, la genética y los antecedentes familiares ganaron.
Tuve la suerte de evitar un ataque cardíaco y mi corazón es ahora más fuerte que nunca. Sin embargo, reconozco que, para la mayoría de los 121 millones de estadounidenses que viven con cardiopatías y las complicaciones del accidente cerebrovascular, ese no es siempre el desenlace. El camino hacia la recuperación es largo y devastador para los pacientes en términos físicos, mentales y financieros. A un costo de casi mil millones de dólares al día, las enfermedades cardiovasculares constituyen la enfermedad más cara del país, y se prevé que los costos superarán un billón de dólares antes del 2035.
Conocer los signos de alarma de un ataque cardíaco me salvó la vida. Hoy, como embajadora nacional del movimiento Go Red For Women de la American Heart Association, educo a las mujeres sobre el hecho de que la enfermedad cardiovascular es su mayor riesgo para la salud y cobra la vida de una de cada tres madres, hijas, hermanas y amigas. Si bien se han realizado importantes progresos en las áreas de concienciación, tratamiento y directrices científicas para las mujeres, aún queda trabajo por hacer, especialmente en lo que respecta a la política pública.
Casi un año después de mi propio evento, me dirigí a Capitol Hill con voluntarios, sobrevivientes, investigadores y responsables legales como parte de “You’re the Cure on the Hill” de la American Heart Association. Se pidió a los representantes electos que actuaran como apoyo a las políticas que abordan las enfermedades cardiovasculares, que siguen siendo la principal causa de muerte en nuestro país. Fuimos una fuerza implacable que instó a los legisladores a hacer lo siguiente:
•Apoyar la legislación para prohibir la venta de productos de tabaco con sabores, incluidos los cigarrillos electrónicos. El alarmante aumento del uso de cigarrillos electrónicos entre los jóvenes ha alcanzado niveles epidémicos, lo que requiere la intervención inmediata de la administración y el Congreso. Cinco millones de niños en EE. UU. utilizan cigarrillos electrónicos y esta industria espera que los más de 15,000 sabores, como mango, algodón de azúcar y menta, actualmente en el mercado atraigan a más niños a comenzar a usarlos. No es de extrañar que el 97% de los jóvenes actuales que utilizan cigarrillos electrónicos afirmen que prefieren productos de sabores.
•Continuar con el compromiso de la nación de encontrar curas para enfermedades cardiovasculares. Casi la mitad de los adultos estadounidenses tienen alguna forma de enfermedad cardiovascular. La sólida financiación para la investigación médica de los National Institutes of Health (NIH) sigue siendo la mejor esperanza de nuestro país de descubrir formas innovadoras de prevenir, diagnosticar, tratar y, en última instancia, desarrollar curas para cardiopatías y accidentes cerebrovasculares.
•Apoyar leyes que protejan a los pacientes de facturas médicas sorpresa. Casi el 60% de los asegurados estadounidenses han recibido una factura médica sorpresa por la atención que pensaban que estaba cubierta por su seguro. Los pacientes cardiovasculares son especialmente susceptibles a estas facturas, ya que su atención suele ser urgente y cara, sobre todo cuando requieren transporte de emergencia para garantizar que reciban la atención que necesitan lo más rápidamente posible. Los legisladores deben idear soluciones que protejan a los pacientes de las facturas de saldos sorpresa en todos los entornos de cuidado de la salud, incluido el transporte de emergencia.
Me siento honrada de haber participado junto con sobrevivientes de cardiopatías y accidentes cerebrovasculares en apoyo de estas políticas cruciales. Juntos, ayudaremos a la American Heart Association a lograr su misión de salvar vidas y ser una fuerza implacable para un mundo de vidas más largas y saludables.