Exalumna 2020 de Mujer Real Ashley Lucchese
Cuando Ashley Lucchese cayó al suelo en su oficina, se mantuvo con vida gracias a la ayuda de sus colaboradores. Ahora, aboga por la capacitación en RCP y el acceso a desfibriladores externos automatizados.
Ashley Lucchese usualmente trabajaba en casa los viernes, pero el 10 de marzo del 2017 fue a la oficina. Solo se había sentado en su escritorio por un momento cuando le dijo a un colaborador que se sentía mareada. Luego, se desplomó al suelo.
Cuando el colaborador de Lucchese gritó para pedir ayuda, un gerente se presentó e inició la reanimación cardiopulmonar (RCP). Lucchese sufría un paro cardíaco. Afortunadamente, sus colaboradores habían recibido un curso de RCP tan solo dos días antes y sabían qué hacer. Mientras su jefe alternaba entre compresiones y respiraciones, otro colaborador llamó al número de emergencias.
Los paramédicos llegaron unos momentos más tarde y se hicieron cargo. Utilizaron un desfibrilador externo automático, o un DEA, para tratar de que su corazón recuperara su ritmo normal mediante corriente eléctrica mientras la transportaban al hospital donde otro equipo de urgencias trabajó durante 30 minutos antes de recuperar el pulso con éxito.
Una vez que se estabilizó, Lucchese fue trasladada a un hospital especializado en Boston, Massachusetts. Una tormenta de nieve de primavera impidió que fuera trasladada en helicóptero, por lo que fue cargada en una ambulancia, donde volvió a sufrir un paro cardíaco.
Lucchese, que también presentaba insuficiencia renal, fue inducida a un coma médico y sometida a diálisis y soporte vital mientras los médicos trataban de determinar la causa del paro cardíaco.
“El personal del hospital le dijo a mi familia que rezara por un milagro”, comentó.
Dado que Lucchese había sufrido un aborto espontáneo cuatro días antes, los médicos realizaron una cirugía exploratoria para verificar si había una infección en su útero. Seis días después, despertó del coma y pasó dos semanas en el hospital para recuperar fuerza y someterse a más pruebas.
Sin poder determinar qué provocó el paro cardíaco, los médicos colocaron un desfibrilador cardioversor implantable (ICD) para administrar una descarga al corazón en caso de que sufriera nuevamente un ritmo cardíaco letal.
Lucchese retuvo mucho líquido mientras sus riñones se recuperaban, lo que le dificultaba caminar. Pero, cada día, ella se obligaba a caminar para poder volver a su casa con su hijo de dos años. Comenzó con solo unos pasos y, luego, llegó a dar vueltas alrededor del hospital.
Una vez que regresó a casa, Lucchese pasó un mes recuperándose y fortaleciéndose antes de regresar a su trabajo como ejecutiva de ventas.
“Tenía que sentarme y tomar descansos mientras me daba una simple ducha”, indicó.
Después de luchar inicialmente, buscó asesoramiento para ayudarla a lidiar con el impacto emocional de sufrir un paro cardíaco. El ejercicio fue una salida a nivel físico y emocional.
“Realmente tuve que aprender a aceptar lo que no puedo controlar y a disfrutar cada minuto que tengo aquí con mis seres queridos”, dijo.
Una vez que Lucchese finalizó la rehabilitación cardíaca, volvió a recibir capacitación en RCP. El hotel en el que trabajaba extendió la capacitación de RCP a todo el personal, en lugar de solo a los líderes.
Alrededor del 90% de los más de 350,000 paros cardíacos que se producen fuera del hospital cada año son mortales, pero una RCP rápida puede duplicar o triplicar las probabilidades de supervivencia de una persona.
Otras mujeres podrían no tener tanta suerte; las investigaciones han demostrado que las mujeres tienen menos probabilidades que los hombres de recibir RCP en público.
Más tarde, Lucchese se comunicó con la American Heart Association local para ayudar a generar consciencia sobre la importancia de la capacitación en RCP y el acceso a los DEA que ayudaron a salvar su vida.
“La mayoría de las personas se sorprenden cuando les digo que sufrí un paro cardíaco”, explicó. “No se dan cuenta de que puede sucederle a cualquier persona y a cualquier edad”.
Lucchese también planea ayudar a generar consciencia acerca de las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares corriendo en la Maratón de Boston.
Su experiencia la ha ayudado a evaluar sus prioridades y a mantener un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal.
“Simplemente disfruto cada momento”, comentó. “No vale la pena estresarse por las cosas pequeñas que no tienen gran importancia. Se trata de disfrutar de cada momento y de todas las personas en tu vida”.