Jen Rohe, mujer real del 2021
Jen Rohe supuso que estaba experimentando los síntomas típicos del posparto después del nacimiento de su segundo hijo.
Pero la residente de Olympia, Washington, descubrió que su dificultad para respirar, frecuencia cardíaca elevada y fatiga eran signos de insuficiencia cardíaca y necesitaba un trasplante. Jen, de 33 años, ahora educa a las nuevas madres sobre sus riesgos.
Jen Rohe pasó de estar sana y activa a recibir un trasplante de corazón en solo 50 días, lo que le demostró que las nuevas mamás como ella deben ser conscientes de los riesgos de enfermedades cardíacas.
Sus problemas de salud comenzaron poco después del nacimiento de su segundo hijo, la pequeña Sienna, en noviembre del 2017. Después de salir del hospital, pensó que su dificultad para respirar, el elevado ritmo cardíaco y la fatiga eran síntomas típicos de posparto.
No tuvo ningún problema cuando dio a luz a su hijo, Weston, dos años antes.
“Era esa clase de persona que pensaba que sabía todo lo que podía salir mal”, dijo Jen, de 33 años, de Olympia, Washington. “Pero no tenía idea de los riesgos cardíacos que afectan a las nuevas madres. Puedes ser joven, activa y saludable; eso no importa”.
En unos días, sus síntomas empeoraron. Con fatiga extrema y dificultad para respirar después de subir un tramo de escaleras, reingresó al hospital y se le diagnosticó una forma poco común de insuficiencia cardíaca llamada miocardiopatía periparto. La afección, que ocurre durante el último mes de embarazo o hasta cinco meses después del parto, debilita la capacidad del corazón para bombear sangre a través del cuerpo.
Los médicos la conectaron a un respirador artificial que suministró a los pulmones el oxígeno que tanto necesitaban. Pero no solucionó el problema. Así que instalaron un corazón artificial temporal para ayudar a bombear sangre desde su corazón y la pusieron en la lista para un trasplante.
Luego, comenzó a tener otras complicaciones, incluida la acumulación de sangre alrededor del corazón artificial que requirió cirugía de emergencia. Se formó un coágulo alrededor del dispositivo que provocó un ataque cerebral.
En enero del 2018, tuvo su trasplante de corazón.
“Mi vida es muy diferente ahora”, dijo Jen. “Lamenté la vida que solía tener. Pero ahora me doy cuenta de que estoy tan agradecida por la vida que tengo”.
También tiene un mayor aprecio por sus dos niños pequeños y su esposo, Chris, quien como residente de cirugía oral anotó “páginas y páginas de notas” durante sus citas médicas.
Cinco meses después del trasplante, la familia viajó a Disney World, lo que les dio una sensación de normalidad. Otra experiencia catártica, dijo Jen, fue escribir en un blog sobre su estado de salud.
“Una de las cosas que aprendí es que realmente necesito tomarme un tiempo para mí”, cuenta. “El cuidado personal no significa que solo me preocupe por mí misma. Significa que me incluyo en la ecuación”.
Desde su experiencia, Jen ha abogado por que las mamás que enfrentan la carga emocional y física de las afecciones cardíacas se hagan cargo de su salud y sepan que muchas afecciones se pueden prevenir.
“Mis hijos son muy divertidos”, cuenta. “Son muy ruidosos y les encanta jugar. Haz lo que puedas para cuidar de ti misma porque no querrás perderte todos esos momentos”.