Mujer real del 2023: Naomi James
Naomi James se sometió a su primera cirugía de corazón abierto antes de cumplir los 3 meses de edad. Nació con una combinación de cuatro anomalías que requerían que se le realice una cirugía cuando era bebé. Se sometió a otra cirugía de corazón abierto a los 25 años, dos años después de dar a luz a su hijo.
Ahora que está embarazada a los 34 años, el cardiólogo de James es optimista respecto a que su reparación del corazón pueda aguantar el esfuerzo.
James no planeaba tener hijos. Desde su infancia, ella presentó restricciones debido a su anomalía congénita conocida como Tetralogía de Fallot. Asimismo, sufrió asma infantil y otros problemas pulmonares.
“Cuando era niña, me daba miedo hacer cualquier cosa”, indicó James, quien creció en Atlanta, pero se mudó a Arizona hace cuatro años. “No corría. No practicaba ningún deporte”.
Cuando cumplió 19 años, James tuvo una “conversación comprensiva, pero muy honesta y dura” con el equipo médico, en la que hablaron sobre su afección como persona adulta. Conversaron sobre su expectativa de vida, cómo su corazón se deterioraría año tras año y cómo ella “no debería, por ningún motivo, tener hijos”.
James le contó a su futuro esposo las noticias y él estuvo de acuerdo. Tomaron precauciones. James utilizaba métodos anticonceptivos y planificó someterse a una ligadura tubárica, pero en el breve período en el que dejó los métodos a la espera de la cirugía, quedó embarazada.
“Mi embarazo fue bastante estresante porque todos estaban muy asustados”, expresó James. “Sintieron como si fuera una sentencia de muerte”.
Debido a que su esposo era un soldado, el obstetra en la base militar en la que se encontraba escribió una carta recomendando que, en lo posible, lo transfirieran lo más cerca de su familia “porque estaba la posibilidad de perder a su esposa e hijo”.
“Nunca me olvidaré de aquello”, cuenta James. “Fue la primera vez que realmente me di cuenta de la gravedad de mi enfermedad cardíaca”.
Todo iba bien, pero, en el tercer trimestre, James comenzó a sufrir hinchazón y dificultad para respirar. El parto fue “bastante intenso”, pero su hijo estaba bien y ella sobrevivió.
Como esposa de un militar, el primer año fue difícil debido a que el esposo de James se encontraba lejos, realizando entrenamientos o comisiones. Al segundo año, su corazón ya presentaba problemas. James perdía el aliento con facilidad con tan solo subir escaleras y tampoco podía realizar caminatas muy largas. Además, sus tobillos y pies se hinchaban en los viajes largos en automóvil. Tenía problemas con una insuficiencia valvular y un aumento de tamaño del ventrículo derecho. Además, el ecocardiograma que se realizó no se veía bien.
“Creo que es tiempo de que le realicemos la cirugía”, indicó su cardiólogo.
Una vez que James se sometió a la cirugía y repararon lo que debían, estaba sorprendida de lo largo y minucioso que era el proceso de recuperación, a pesar de que era enfermera y había cuidado de pacientes cardíacos después de que se sometieran a una cirugía. Tuvo que cambiar de trabajo porque ya no tenía la fuerza en la parte superior del cuerpo para desempeñarse sin problemas en actividades como empujar una camilla pesada. James obtuvo su grado de maestría y se convirtió en educadora en una escuela de enfermería.
El viaje de una hora hacia su trabajo le sentó mal a su embarazo, que ocurrió tras otro intento de ligadura de trompas. Si bien su médico le aseguraba que su corazón se veía bien y las reparaciones apenas tenían 7 años, James se preocupó más esta vez.
“La primera vez, no sentí miedo porque era como un ciervo encandilado por las luces de un automóvil, ciegamente optimista” comentó James.
En el peor de los casos, James necesitaría otra reparación. Con los avances médicos, hay muchas más opciones disponibles, como entrar por una arteria en el muslo y así no volver a abrir su pecho.
“El tono de la conversación es tan diferente del que usaron cuando tenía 19”, afirma James. “El tono es sobre las posibilidades, las opciones y el plan de tratamiento, y las diferentes perspectivas para mi salud”.
La esperanza es parte del camino que quiere compartir.
“Quiero que las mujeres que padecen enfermedades cardíacas tengan la esperanza de que podrán vivir una vida plena, de que cada día y cada década se realizan avances médicos, hay mejor acceso a la atención y el tratamiento”, nos cuenta. “No será una vida perfecta, pero podrán vivir una vida plena y maravillosa”.
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