Stacy Ann Walker
Una madre de Connecticut cambia su perspectiva sobre la salud tras descubrir una cardiopatía durante el embarazo.
Los últimos meses de embarazo de Stacy-Ann Walker fueron insoportables.
Se agotaba constantemente y tenía dificultades para respirar. Retenía tanto líquido que sus piernas “parecían un cono de helado” cuando usaba calcetines. También sufría aleteo cardíaco.
Después, durante una revisión que parecía rutinaria, Walker, de 29 años, recibió unos resultados devastadores: su bebé tenía un tamaño inferior a lo normal y una frecuencia cardíaca peligrosamente baja. Se sometió a una cesárea urgente. Su hija nació con tan solo 1,3 kg.
“Todo ocurrió durante el embarazo, pero no nos dimos cuenta”, comentó Walker. “Si mi hija no hubiera sido tan pequeña, quién sabe lo que habría sucedido”.
Esa noche, Walker no podía dormir y tenía dificultades para respirar. A la mañana siguiente, recibió tratamiento respiratorio y se le realizó un ecocardiograma que reveló cicatrices en el corazón debidas a la fiebre reumática, una enfermedad que ni siquiera recordaba haber sufrido. También había líquido en sus pulmones.
Durante la segunda noche en el hospital, Walker comenzó a sufrir una dificultad respiratoria aguda. Se le administraron más diuréticos para drenar el líquido rápidamente y la transfirieron a la unidad de cuidados cardíacos. Las pruebas adicionales revelaron que Walker presentaba insuficiencia cardíaca, cardiomegalia y problemas en varias válvulas cardíacas. Su corazón funcionaba a tan solo el 36% de su capacidad.
El diagnóstico sorprendió a Walker.
“Para mí, una buena apariencia física y salud eran lo mismo”, afirmó. “Si eres joven y esbelta, estás sana. Llevaba una vida activa, trabajaba y seguía una dieta sana. Esto cambió por completo mi concepto de lo que de verdad significa estar saludable. Nunca pensé que, en esa etapa de mi vida, podría padecer cardiopatías”.
Un cardiólogo le dijo a Walker que su enfermedad quizá se debió a la tensión que el embarazo provocó en una cicatriz preexistente debida a la fiebre reumática.
Walker continuó tomando medicamentos mientras los médicos supervisaban su mejoría. Sin embargo, después de un año, su corazón continuaba dilatándose y la regurgitación de la válvula mitral se había agravado.
En diciembre del 2012, se sometió a una reparación de las válvulas mitral y tricúspide.
“Pensé que ahí acabaría todo y que ya no tendría que preocuparme más”, comentó Walker.
Sin embargo, durante una revisión periódica en octubre del 2015, las pruebas indicaron nuevas fugas en las válvulas. En mayo de 2016 se sometió a una sustitución de la válvula mitral.
Walker tiene ahora 37 años y vive en Hartford, Connecticut, y mantiene una estrecha comunicación con su médico para supervisar cualquier cambio en su corazón. También se mantiene activa y sigue una dieta sana.
Casi la mitad de las mujeres de raza negra no hispanas de más de 20 años sufren alguna forma de enfermedad cardiovascular. Si bien más del 50% de las mujeres son conscientes de que la cardiopatía es su principal causa de mortalidad, las mujeres de raza negra no hispanas e hispanas son menos conscientes que las mujeres de raza blanca no hispanas.
“Mi historia podría haber sido trágica si no hubiera estado en el lugar adecuado en el momento adecuado”, comentó. “Me siento muy agradecida: estoy aquí y mi hija está bien. Nos salvaron a las dos”.
Walker comparte su historia para incrementar la sensibilización sobre las cardiopatías e inspirar a otras mujeres a que cuiden su salud cardíaca, tal como hizo ella.
“Quiero educar y empoderar a otras mujeres, de forma que se conviertan en sus propias defensoras y sepan que no están solas”, comentó.