2025 Go Red for Women, Clase de Sobrevivientes: Heather Baker
Heather Baker era una mujer sana de veintitantos años cuando sufrió un paro cardíaco súbito. Mientras esperaban ayuda, sus compañeros de trabajo utilizaron técnicas de RCP y DEA, que habían aprendido recientemente, para salvarle la vida. A sus 35 años, ha enseñado RCP a más de 5,000 personas.
En el 2018, Heather Baker era una joven sana de 28 años en su primer año como directora de currículo de un distrito escolar. A pesar de despertarse con un terrible dolor de cabeza, no quería faltar al trabajo.
Condujo 50 minutos por sinuosas carreteras rurales cerca de su casa de Illinois para asistir a varias reuniones en distintos lugares. Todo parecía ir bien hasta que Heather volvió a la escuela.
“Estaba riendo, bromeando con mis colegas y de repente me sentí muy mareada”, contó. “Intenté decir, ‘No me siento bien’, pero lo que salía de mi boca no tenía sentido. Di un paso, caí de bruces contra la mesa y caí muerta al suelo de un paro cardíaco súbito”.
Algunos pensaron que estaba teniendo convulsiones. Afortunadamente, varios miembros del personal de la escuela habían recibido formación en RCP por parte de la American Heart Association (Asociación Americana del Corazón) un mes antes. Llamaron a emergencias inmediatamente.
Bill Faller, que era superintendente en aquel momento, reconoció gracias al entrenamiento que los jadeos eran respiración agónica, un signo fundamental de una emergencia potencialmente mortal, como un paro cardíaco. Empezó la maniobra de RCP solo con las manos. El director de la escuela preparatoria, Tim King, utilizó un desfibrilador externo automático (DEA) para darle tres descargas al corazón. Heather estaba viva, pero inconsciente, cuando llegaron los bomberos 15 minutos después.
En el hospital, la colocaron en coma inducido médicamente. A su familia le dijeron que probablemente sufriría daños cerebrales y no podría caminar ni hablar debido a la pérdida de oxígeno.
“Afortunadamente, a la mañana siguiente me desperté por mi cuenta, tan pícara como siempre, contando chistes”, dijo.
Le diagnosticaron síndrome de QT largo inducido por fármacos, un trastorno del sistema eléctrico del corazón. Probablemente se debió a un medicamento que en algunas personas puede causar una disminución del potasio, que es importante para guiar el sistema eléctrico del corazón y, en este caso, afectó a su ritmo cardíaco. Le implantaron un desfibrilador cardioversor implantable subcutáneo, un dispositivo que regula los ritmos cardíacos anormalmente rápidos. Pasó una semana en el hospital y otra recuperándose en su casa.
“Luego volví a la escuela y me encontré de nuevo en la misma habitación en la que había muerto dos semanas antes”, dijo Heather.
Ahora debía trabajar en un lugar con muchos desencadenantes.
“Volver a la vida después de un paro cardíaco súbito es una mezcla de emociones”, explica Heather. “En primer lugar, está la gratitud. Muy pocas personas sobreviven a un paro cardíaco extrahospitalario, por lo que siento una inmensa gratitud hacia las personas que me salvaron la vida. Pero cuando volví al trabajo, estaba absolutamente aterrorizada. El hecho de empezar tu día como cualquier otro, vivir la vida con normalidad y caer muerto de la nada, desata un nuevo miedo que no sabía que existía”.
Sus compañeros de trabajo se unieron para apoyarla y comenzó a compartir su mensaje con el objetivo de salvar vidas.
Heather se convirtió en instructora certificada de RCP y ha formado a más de 5,000 personas. Ahora, con 35 años, es directora de una escuela primaria, completó su doctorado y publicó una investigación sobre la preparación para emergencias cardíacas en las escuelas. También colaboró con la American Heart Association (Asociación Americana del Corazón) en un proyecto de ley aprobado en Illinois que obliga a las escuelas a disponer de planes de respuesta a emergencias cardíacas y a que el personal aprenda RCP solo con las manos y el uso del DEA.
“Tuve mucha suerte de que la gente de mi edificio, casualmente, había aprendido RCP y sabía qué hacer”, afirmó.
Heather se inspira en la historia de su propia familia. Su abuela materna padecía una enfermedad cardiovascular y su abuelo materno murió a los 50 años tras sufrir un ataque cardíaco masivo mientras conducía.
Esas relaciones la motivaron mientras estaba embarazada de su único hijo. Easton, que ahora tiene 2 años, nació con una afección cardíaca poco frecuente.
“Durante el embarazo recibimos muchos cuidados especiales para los dos”, dijo y agregó que el niño se encuentra muy bien. “Ayudarlo a recorrer su propio camino con la afección cardíaca ha sido una experiencia que me ha llenado de orgullo”.
Heather dice que sabe lo afortunada que es, porque muy pocos testigos presenciales cuentan con la formación o la disposición a practicar la RCP, especialmente a una mujer.
“Como sociedad, eso ya no puede ser aceptable”, afirmó. “Todos tienen que comprometerse a cuidarse mutuamente y mantenerse con vida. Hago esto en honor de los que murieron de un paro cardíaco súbito. Esperemos que en el futuro no haya familias que pierdan hijos o seres queridos de esa manera”.
DESCARGO DE RESPONSABILIDAD SOBRE CUIDADO DE LA SALUD: Este sitio y sus servicios no constituyen una recomendación médica, un diagnóstico ni un tratamiento. Siempre consulte a un profesional de la salud para el diagnóstico y el tratamiento, lo que incluye sus necesidades médicas específicas. Si tiene o sospecha que tiene algún problema o afección médica, comuníquese inmediatamente con un profesional de la salud calificado. Si se encuentra en Estados Unidos y tiene una emergencia médica, llame al 911 o al número de emergencia local, o solicite ayuda médica de emergencia de inmediato. En una emergencia de esa magnitud, espere una ambulancia en lugar de conducir hacia el hospital por su cuenta.
En el 2018, Heather Baker era una joven sana de 28 años en su primer año como directora de currículo de un distrito escolar. A pesar de despertarse con un terrible dolor de cabeza, no quería faltar al trabajo.
Condujo 50 minutos por sinuosas carreteras rurales cerca de su casa de Illinois para asistir a varias reuniones en distintos lugares. Todo parecía ir bien hasta que Heather volvió a la escuela.
“Estaba riendo, bromeando con mis colegas y de repente me sentí muy mareada”, contó. “Intenté decir, ‘No me siento bien’, pero lo que salía de mi boca no tenía sentido. Di un paso, caí de bruces contra la mesa y caí muerta al suelo de un paro cardíaco súbito”.
Algunos pensaron que estaba teniendo convulsiones. Afortunadamente, varios miembros del personal de la escuela habían recibido formación en RCP por parte de la American Heart Association (Asociación Americana del Corazón) un mes antes. Llamaron a emergencias inmediatamente.
Bill Faller, que era superintendente en aquel momento, reconoció gracias al entrenamiento que los jadeos eran respiración agónica, un signo fundamental de una emergencia potencialmente mortal, como un paro cardíaco. Empezó la maniobra de RCP solo con las manos. El director de la escuela preparatoria, Tim King, utilizó un desfibrilador externo automático (DEA) para darle tres descargas al corazón. Heather estaba viva, pero inconsciente, cuando llegaron los bomberos 15 minutos después.
En el hospital, la colocaron en coma inducido médicamente. A su familia le dijeron que probablemente sufriría daños cerebrales y no podría caminar ni hablar debido a la pérdida de oxígeno.
“Afortunadamente, a la mañana siguiente me desperté por mi cuenta, tan pícara como siempre, contando chistes”, dijo.
Le diagnosticaron síndrome de QT largo inducido por fármacos, un trastorno del sistema eléctrico del corazón. Probablemente se debió a un medicamento que en algunas personas puede causar una disminución del potasio, que es importante para guiar el sistema eléctrico del corazón y, en este caso, afectó a su ritmo cardíaco. Le implantaron un desfibrilador cardioversor implantable subcutáneo, un dispositivo que regula los ritmos cardíacos anormalmente rápidos. Pasó una semana en el hospital y otra recuperándose en su casa.
“Luego volví a la escuela y me encontré de nuevo en la misma habitación en la que había muerto dos semanas antes”, dijo Heather.
Ahora debía trabajar en un lugar con muchos desencadenantes.
“Volver a la vida después de un paro cardíaco súbito es una mezcla de emociones”, explica Heather. “En primer lugar, está la gratitud. Muy pocas personas sobreviven a un paro cardíaco extrahospitalario, por lo que siento una inmensa gratitud hacia las personas que me salvaron la vida. Pero cuando volví al trabajo, estaba absolutamente aterrorizada. El hecho de empezar tu día como cualquier otro, vivir la vida con normalidad y caer muerto de la nada, desata un nuevo miedo que no sabía que existía”.
Sus compañeros de trabajo se unieron para apoyarla y comenzó a compartir su mensaje con el objetivo de salvar vidas.
Heather se convirtió en instructora certificada de RCP y ha formado a más de 5,000 personas. Ahora, con 35 años, es directora de una escuela primaria, completó su doctorado y publicó una investigación sobre la preparación para emergencias cardíacas en las escuelas. También colaboró con la American Heart Association (Asociación Americana del Corazón) en un proyecto de ley aprobado en Illinois que obliga a las escuelas a disponer de planes de respuesta a emergencias cardíacas y a que el personal aprenda RCP solo con las manos y el uso del DEA.
“Tuve mucha suerte de que la gente de mi edificio, casualmente, había aprendido RCP y sabía qué hacer”, afirmó.
Heather se inspira en la historia de su propia familia. Su abuela materna padecía una enfermedad cardiovascular y su abuelo materno murió a los 50 años tras sufrir un ataque cardíaco masivo mientras conducía.
Esas relaciones la motivaron mientras estaba embarazada de su único hijo. Easton, que ahora tiene 2 años, nació con una afección cardíaca poco frecuente.
“Durante el embarazo recibimos muchos cuidados especiales para los dos”, dijo y agregó que el niño se encuentra muy bien. “Ayudarlo a recorrer su propio camino con la afección cardíaca ha sido una experiencia que me ha llenado de orgullo”.
Heather dice que sabe lo afortunada que es, porque muy pocos testigos presenciales cuentan con la formación o la disposición a practicar la RCP, especialmente a una mujer.
“Como sociedad, eso ya no puede ser aceptable”, afirmó. “Todos tienen que comprometerse a cuidarse mutuamente y mantenerse con vida. Hago esto en honor de los que murieron de un paro cardíaco súbito. Esperemos que en el futuro no haya familias que pierdan hijos o seres queridos de esa manera”.
DESCARGO DE RESPONSABILIDAD SOBRE CUIDADO DE LA SALUD: Este sitio y sus servicios no constituyen una recomendación médica, un diagnóstico ni un tratamiento. Siempre consulte a un profesional de la salud para el diagnóstico y el tratamiento, lo que incluye sus necesidades médicas específicas. Si tiene o sospecha que tiene algún problema o afección médica, comuníquese inmediatamente con un profesional de la salud calificado. Si se encuentra en Estados Unidos y tiene una emergencia médica, llame al 911 o al número de emergencia local, o solicite ayuda médica de emergencia de inmediato. En una emergencia de esa magnitud, espere una ambulancia en lugar de conducir hacia el hospital por su cuenta.