2025 Go Red for Women, Clase de Sobrevivientes: Alison Conklin
A los 14 años, Alison Conklin vio morir a su madre de la misma afección cardíaca que ella heredó. A pesar de la gran cantidad de exámenes y cirugías, necesitaba un trasplante de corazón. Ahora, cuenta sus días de regalo y anima a los demás a conocer sus antecedentes familiares.
Alison Conklin tenía 14 años cuando su madre se desplomó en el suelo de la cocina. Le suplicó que se despertara, llamó a emergencias y a su padre, y le realizó compresiones torácicas, que había aprendido recientemente en una clase de cuidado de niños. Trágicamente, la madre de Alison murió. Tenía 42 años.
Aparte de estar de luto por su pérdida, hacía solo cinco meses que Alison había descubierto que padecía la misma afección que cobró la vida de su madre. Después de que Alison sufrió un colapso durante un partido de hockey en la escuela, su madre la llevó al cardiólogo, que le diagnosticó una miocardiopatía hipertrófica (MCH). La MCH provoca el engrosamiento de la pared cardíaca, la cual se vuelve rígida y reduce la cantidad de sangre que ingresa y se bombea al organismo con cada latido del corazón.
“Estaba aterrorizada porque no conocía a nadie que tuviera una enfermedad cardíaca”, contó Alison. “Ninguno de mis amigos de la escuela padecía algo así. La mayoría de sus preocupaciones giraban en torno a los exámenes y los problemas sentimentales, y yo me enfrentaba a la vida y la muerte”.
Durante toda su etapa en la escuela secundaria, Alison siguió sufriendo desmayos. Se sometió a muchas cirugías y exámenes mientras los médicos intentaban ayudarla a mejorar sus síntomas. Finalmente, a los 20 años, su cardiólogo le sugirió un nuevo dispositivo: un desfibrilador cardioversor implantable (DCI). En caso de detectar un latido irregular peligroso, el DCI enviaría una descarga eléctrica a su corazón, lo que reduciría el riesgo de muerte cardíaca súbita.
Después de eso, Alison se sometió a otras cirugías para ayudar a mejorar sus síntomas, incluida una cirugía a corazón abierto en el 2018. El cirujano le extirpó parte de la pared engrosada del corazón para mejorar el flujo sanguíneo en un procedimiento conocido como miectomía septal.
Manejar su afección no era fácil. Alison se cansaba realizando tareas sencillas como atarse los zapatos o hacer la cama. Lo más aterrador fueron las dos veces que su corazón entró en un ritmo anormal y se activó su DCI.
A los 42 años, la misma edad en la que falleció su madre, acudió a una consulta de rutina al cardiólogo.
“Recuerdo pasar por eso y siempre sentir que iba a tener exactamente el mismo destino que ella”, contó Alison.
En la consulta, el médico le dijo que sin un trasplante de corazón moriría en seis meses. Alison no lo podía creer. Todo pasó a cámara lenta.
Finalmente, comenzó a realizarse los exámenes y los protocolos para entrar en la lista de trasplantes. También les dijo a sus dos hijos adultos que iba a intentarlo todo para estar a su lado durante mucho tiempo.
“Yo perdí a mi madre a los 14 años y sabía lo que era vivir sin ella, y no quería que mis hijos vivieran lo mismo”, dijo.
La afección de Alison empeoró hasta el punto de que tuvo que esperar en el hospital de Nueva York, a unas dos horas de su familia en Emmaus (Pensilvania). Recibió un trasplante de corazón en octubre del 2022, tras solo tres días en la lista oficial.
“Siempre digo que es como si no sabes que necesitas lentes y, de repente, un día, alguien te pone unos lentes y dices: 'Un momento. ¿Así es como se supone que tienes que ver?’ Eso es lo que se siente recibir el regalo de la vida”, dijo Alison.
Hoy, la fotógrafa de 44 años se mantiene activa, camina al menos cinco millas al día y siempre utiliza las escaleras. Creó una revista llamada Bonus Days, una oda a todos los días que ha podido vivir después de su trasplante, para que los pacientes la lean mientras están hospitalizados. También celebra las pequeñas cosas, como que su hijo se saque buenas notas, ir a un partido de béisbol con su marido o despertarse cada día.
Cuenta sus días de regalo y cada mañana anota el número en el calendario. Está por encima de los 700.
“Mi marido lo ve y dice: ‘Feliz día de regalo. Estoy tan feliz de que estés aquí’. Y hay tanta belleza en decir, ‘Estoy tan feliz de que estés aquí’, porque puede ser muy simple, pero también define lo duro que ha sido este camino, no solo para mí, sino para él como cuidador”.
La pareja agradece que ninguno de sus hijos haya heredado el gen de la MCH.
“Creo que es muy importante conocer los antecedentes familiares en lo que respecta a la salud”, expresó Alison. “Saber exactamente a qué puedes tener que enfrentarte es muy importante para comprender y mantenerte sano”.
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