2025 Go Red for Women, Clase de Sobrevivientes: Robin Eaton

La siguiente es la historia de Robin y no es una recomendación ni un diagnóstico. Las historias se editaron para resumirlas.

Robin Eaton supo que algo estaba mal cuando sintió un dolor punzante en el pecho, entumecimiento en el brazo y otros síntomas una semana después de someterse a una cirugía de vesícula biliar, así que llamó a emergencias. Sus signos vitales iniciales indicaban que todo estaba normal. Pero 30 minutos después de que el personal de emergencias le dijera que todo estaba bien, el dolor seguía presente. Decidió ir al hospital de todas maneras. Escuchar a su cuerpo y abogar por sí misma le salvó la vida.

En el 2023, la peluquera Robin Eaton se estaba recuperando de una cirugía de vesícula biliar y todo iba bien. Le dieron el alta del hospital y poco a poco empezó a estar más activa. Una semana después de volver a casa, empezó a tener un dolor punzante en el pecho, entumecimiento de los brazos y un intenso dolor de espalda. Sabía que algo estaba realmente mal. Llamó a emergencias y le pidió a un vecino que esperara la ambulancia con ella.  

Cuando el SEM llegó, le tomaron los signos vitales, que eran normales. También le realizaron una electrocardiografía, o ECG, para medir la actividad eléctrica de sus latidos. Una vez más, le dijeron que todo estaba completamente normal. Una de las personas que la atendió incluso le dijo, “La buena noticia es que no estás sufriendo un ataque cardíaco”. 

Pero cuando se fueron, el dolor continuó. Robin pensó que tenía síntomas de un ataque cardíaco y la inquietó que la hubieran desestimado. 

“Como tenía 40 años, y me veía tan sana y joven, pensaron que era imposible que me diera un ataque cardíaco”, dijo. 

También empezó a temer que se tratara de secuelas de la cirugía de la vesícula biliar, como una infección o algo peor, así que fue al hospital con su vecino.

Lo primero que hizo el miembro del personal de enfermería de triaje fue una ECG, a pesar de que Robin le explicó que le acababan de hacer una que había salido completamente normal unos 30 minutos antes. Este le dijo que era el protocolo y que el hospital quería su propio historial.

“Un cardiólogo entró en la habitación, miró mi ECG y me dijo, ‘Estás teniendo un ataque cardíaco’. ¿Cómo es posible? Estoy más sana que nunca”, recuerda haber pensado Robin. Robin había perdido más de 80 libras (36 kilos) y estaba esforzándose por estar más sana mental y físicamente. “Pero ahí estaba tendida rodeada de gente. Me sentía tan sola y asustada. Sabía que tenía que luchar mentalmente para seguir aquí. Sabía que tenía que luchar. Necesito quedarme aquí. Aún no es mi hora”.

El médico le dijo a Robin que estaba sufriendo un ataque cardíaco por disección coronaria espontánea, o DCE. Esta rara afección de urgencia se produce por un desgarro en la pared de la arteria cardíaca. Suele afectar a mujeres sanas con pocos o ningún factor de riesgo de enfermedades cardíacas. También es frecuente que las mujeres informen de estrés emocional antes de la DCE. Como madre soltera y trabajadora, Robin conocía bien el estrés. Ahora sus hijos tienen 12 y 15 años.

“Mi vida cambió ese día”, dijo Robin. “Pero sabía que de ahora en adelante iba a vivir de la mejor manera posible porque la idea de no estar ahí para mis hijos me destrozaba. Son lo más importante para mí y haría cualquier cosa por ellos. Tuve que abogar por mí misma para poder cuidar de ellos”.

La afección de Robin se trató con medicamentos, seguido de meses de rehabilitación cardíaca. Un especialista también quería determinar el motivo del ataque cardíaco. Los exámenes confirmaron que Robin padecía displasia fibromuscular, una afección poco frecuente que provoca un crecimiento celular anormal que puede causar estrechamientos, gránulos o desgarros en las paredes arteriales. Robin tenía una disección en el corazón y en una tomografía computarizada también se descubrió que tenía un aneurisma cerebral.

A sus 47 años, sigue recurriendo a sus antecedentes familiares como motivación para seguir adelante. Su madre y su abuela materna sufrieron ataques cardíacos; su abuelo materno tuvo dos ataques cardíacos y un ataque o derrame cerebral, y su padre lleva un marcapasos.

“Mi mensaje para otras mujeres es que investiguen cualquier problema de salud que tengan”, dijo Robin. “Si no obtienes respuestas de un médico, busca una segunda opinión. Busca otro médico, encuentra tu sistema de apoyo y haz preguntas. Los médicos no son perfectos y yo tampoco. Abogar por uno mismo te otorga mucho poder”.

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