2025 Go Red for Women, Clase de Sobrevivientes: Rajini Poth
A los 51 años, Rajini Poth hacía malabares con su familia y su carrera. También sufría dolores de cabeza, pero tardó en buscar tratamiento. Un día, mientras conducía hacia el trabajo, de repente no pudo mover el lado derecho de su cuerpo y esperó horas sola en un estacionamiento sin saber que necesitaba ayuda. No tenía ni idea de que estaba sufriendo un ataque o derrame cerebral. Ahora utiliza su experiencia para empoderar a otras mujeres.
Rajini Poth intentó convencerse de que los dolores de cabeza y el cansancio que sufría desde hacía semanas se debían a una alergia. Seguía retrasando la cita con el médico porque estaba demasiado ocupada haciendo malabares entre su familia y su carrera en una facultad de medicina de Ohio.
Un día, mientras conducía hacia su trabajo en la universidad en el 2016, perdió el control de su automóvil en una calle muy transitada. Primero no podía acelerar y, luego, no podía frenar.
“El semáforo estaba en rojo, pero crucé volando la intersección”, contó. “Pensé que le pasaba algo a mi automóvil. Pensé, ‘Es el automóvil, no soy yo’”.
Por suerte, no atropelló a nadie, pero pinchó una rueda y siguió conduciendo 15 minutos hasta el estacionamiento de su trabajo.
Una vez allí, se dio cuenta de que el estacionamiento de la facultad estaba abarrotado y su lugar habitual ya estaba ocupado. Así que se estacionó atrás, de espaldas a la universidad, y apagó el motor. Cualquier otro día, estos detalles habrían sido insignificantes, pero ahora están grabados en su memoria.
“Recuerdo estacionar el automóvil y eso fue todo. No me podía mover. Estaba paralizada”, recordó.
Estaba atrapada sola en su automóvil en un día inusualmente caluroso y solo podía mover el lado izquierdo de su cuerpo.
“Ni en mis peores sueños pensé en pedir ayuda a nadie”, dijo. “No quería llamar a mi marido, ni a la universidad, ni a nadie, porque no quería molestar a la gente”.
Así que permaneció sentada en su automóvil durante más de dos horas hasta que envió un mensaje de voz incoherente por Facebook que hizo que su hermana, enfermera, la llamara.
Inmediatamente, su hermana reconoció que el comportamiento de Rajini y su dificultad para hablar eran signos de un ataque o derrame cerebral. Llamó al marido de Rajini, quien avisó a la policía del campus para que buscara su automóvil en el estacionamiento.
“Recuerdo que oí la ambulancia”, dijo. “Para ese momento, no podía caminar. Había perdido el control de la vejiga. No me podía mover. No podía hablar. Tuvieron que cargarme hasta la ambulancia”.
Su familia se reunió con ella en el hospital, donde se confirmó el ataque o derrame cerebral. El médico le dijo que probablemente había sufrido el ataque o derrame cerebral apenas salió de casa aquella mañana. Se le formó un coágulo en el lado izquierdo del cerebro, lo que le paralizó el lado derecho. Por eso le resultaba difícil pisar el acelerador y el freno cuando conducía.
“Me costó mucho aceptar que había sufrido un ataque o derrame cerebral porque pensaba que era muy joven, demasiado joven”, explicó Rajini, que entonces tenía 51 años. “Me impresioné. No podía creer lo que me había pasado, y a partir de ahí mi vida cambió”.
Ahora prioriza su salud, limita el estrés en su vida y dice “no” con más frecuencia. Para recuperarse del ataque o derrame cerebral también tuvo que trabajar con un terapeuta del habla y acudir a terapia.
“Ponerme a mí misma en primer lugar me empodera”, afirmó. “No lo digo en un sentido egoísta, sino que le digo a la gente, ‘Mira, pasé por duros desafíos con mi ataque o derrame cerebral, y realmente lo siento. No puedo hacer esto, pero te diré por qué’”.
Ahora, a sus 59 años, Rajini disfruta con su marido de su casa ya sin hijos y tiene más tiempo para viajar, asistir a conciertos y pasar tiempo con la familia y los amigos. También aprovecha este momento de su vida para empoderar a otras mujeres.
“Es de suma importancia que las mujeres se relacionen con otras mujeres porque necesitamos una hermandad para apoyarnos mutuamente”, dijo. “Siempre digo que no hace falta que pasemos por la misma situación para tener los mismos sentimientos de no poder hacer lo que hacíamos antes. Y está bien, porque eso es lo que hace que juntas seamos más fuertes, apoyándonos las unas a las otras”.
DESCARGO DE RESPONSABILIDAD SOBRE CUIDADO DE LA SALUD: Este sitio y sus servicios no constituyen una recomendación médica, un diagnóstico ni un tratamiento. Siempre consulte a un profesional de la salud para el diagnóstico y el tratamiento, lo que incluye sus necesidades médicas específicas. Si tiene o sospecha que tiene algún problema o afección médica, comuníquese inmediatamente con un profesional de la salud calificado. Si se encuentra en Estados Unidos y tiene una emergencia médica, llame al 911 o al número de emergencia local, o solicite ayuda médica de emergencia de inmediato. En una emergencia de esa magnitud, espere una ambulancia en lugar de conducir hacia el hospital por su cuenta.
Rajini Poth intentó convencerse de que los dolores de cabeza y el cansancio que sufría desde hacía semanas se debían a una alergia. Seguía retrasando la cita con el médico porque estaba demasiado ocupada haciendo malabares entre su familia y su carrera en una facultad de medicina de Ohio.
Un día, mientras conducía hacia su trabajo en la universidad en el 2016, perdió el control de su automóvil en una calle muy transitada. Primero no podía acelerar y, luego, no podía frenar.
“El semáforo estaba en rojo, pero crucé volando la intersección”, contó. “Pensé que le pasaba algo a mi automóvil. Pensé, ‘Es el automóvil, no soy yo’”.
Por suerte, no atropelló a nadie, pero pinchó una rueda y siguió conduciendo 15 minutos hasta el estacionamiento de su trabajo.
Una vez allí, se dio cuenta de que el estacionamiento de la facultad estaba abarrotado y su lugar habitual ya estaba ocupado. Así que se estacionó atrás, de espaldas a la universidad, y apagó el motor. Cualquier otro día, estos detalles habrían sido insignificantes, pero ahora están grabados en su memoria.
“Recuerdo estacionar el automóvil y eso fue todo. No me podía mover. Estaba paralizada”, recordó.
Estaba atrapada sola en su automóvil en un día inusualmente caluroso y solo podía mover el lado izquierdo de su cuerpo.
“Ni en mis peores sueños pensé en pedir ayuda a nadie”, dijo. “No quería llamar a mi marido, ni a la universidad, ni a nadie, porque no quería molestar a la gente”.
Así que permaneció sentada en su automóvil durante más de dos horas hasta que envió un mensaje de voz incoherente por Facebook que hizo que su hermana, enfermera, la llamara.
Inmediatamente, su hermana reconoció que el comportamiento de Rajini y su dificultad para hablar eran signos de un ataque o derrame cerebral. Llamó al marido de Rajini, quien avisó a la policía del campus para que buscara su automóvil en el estacionamiento.
“Recuerdo que oí la ambulancia”, dijo. “Para ese momento, no podía caminar. Había perdido el control de la vejiga. No me podía mover. No podía hablar. Tuvieron que cargarme hasta la ambulancia”.
Su familia se reunió con ella en el hospital, donde se confirmó el ataque o derrame cerebral. El médico le dijo que probablemente había sufrido el ataque o derrame cerebral apenas salió de casa aquella mañana. Se le formó un coágulo en el lado izquierdo del cerebro, lo que le paralizó el lado derecho. Por eso le resultaba difícil pisar el acelerador y el freno cuando conducía.
“Me costó mucho aceptar que había sufrido un ataque o derrame cerebral porque pensaba que era muy joven, demasiado joven”, explicó Rajini, que entonces tenía 51 años. “Me impresioné. No podía creer lo que me había pasado, y a partir de ahí mi vida cambió”.
Ahora prioriza su salud, limita el estrés en su vida y dice “no” con más frecuencia. Para recuperarse del ataque o derrame cerebral también tuvo que trabajar con un terapeuta del habla y acudir a terapia.
“Ponerme a mí misma en primer lugar me empodera”, afirmó. “No lo digo en un sentido egoísta, sino que le digo a la gente, ‘Mira, pasé por duros desafíos con mi ataque o derrame cerebral, y realmente lo siento. No puedo hacer esto, pero te diré por qué’”.
Ahora, a sus 59 años, Rajini disfruta con su marido de su casa ya sin hijos y tiene más tiempo para viajar, asistir a conciertos y pasar tiempo con la familia y los amigos. También aprovecha este momento de su vida para empoderar a otras mujeres.
“Es de suma importancia que las mujeres se relacionen con otras mujeres porque necesitamos una hermandad para apoyarnos mutuamente”, dijo. “Siempre digo que no hace falta que pasemos por la misma situación para tener los mismos sentimientos de no poder hacer lo que hacíamos antes. Y está bien, porque eso es lo que hace que juntas seamos más fuertes, apoyándonos las unas a las otras”.
DESCARGO DE RESPONSABILIDAD SOBRE CUIDADO DE LA SALUD: Este sitio y sus servicios no constituyen una recomendación médica, un diagnóstico ni un tratamiento. Siempre consulte a un profesional de la salud para el diagnóstico y el tratamiento, lo que incluye sus necesidades médicas específicas. Si tiene o sospecha que tiene algún problema o afección médica, comuníquese inmediatamente con un profesional de la salud calificado. Si se encuentra en Estados Unidos y tiene una emergencia médica, llame al 911 o al número de emergencia local, o solicite ayuda médica de emergencia de inmediato. En una emergencia de esa magnitud, espere una ambulancia en lugar de conducir hacia el hospital por su cuenta.