Cuidar a una persona que sufrió un derrame cerebral
El cuidado de un ser querido después de cualquier episodio médico puede representar una gran adaptación.
Asimismo, cuidar a alguien que ha sufrido un ataque o derrame cerebral puede ser muy gratificante. Es posible que se sienta más cercano a la persona y que reciba una recompensa gracias a su capacidad para ayudar a un miembro de la familia o amigo en un momento de necesidad.
Aunque saber que está ayudando a un ser querido en el camino hacia la recuperación puede ser emocionalmente satisfactorio, también puede resultar agotador. Los factores de estrés emocional pueden ser abrumadores e incluso afectar a otros aspectos de la vida. El resultado suele ser el descuido del propio bienestar físico y mental.
Cuidarse durante este período puede parecer algo más fácil de decir que de hacer.
No obstante, puede hacer algunas cosas para mantenerse fuerte mental y físicamente durante esta época estresante:
Obtener el apoyo que necesita.
Es importante saber que sus sentimientos de culpa y frustración son una parte normal del proceso de cuidado. No tenga miedo de pedir ayuda. Busque asistencia psicológica o únase a un grupo de apoyo; elija la opción con la que mejor se sienta. Recuerde que nunca debe sentir que tiene que pasar por esto en soledad. Si no hay grupos de apoyo en su zona o le es muy difícil acudir a uno, puede conectarse con otras personas en línea.
Pida ayuda a amigos y familiares.
Está bien pedir ayuda a las personas que nos rodean. Pregunte a familiares y amigos si pueden ayudar a hacer recados, preparar la cena o hacer otras cosas de su interminable lista de tareas.
Y tómese un descanso cuando lo necesite. Pídale ayuda a los demás para que usted pueda dedicar tiempo a cuidar de sí mismo.
No descuide su salud.
El trabajo que realiza es importante y honorable, y no puede permitirse enfermar.
Intente comer sano y dejar tiempo para hacer ejercicio. No solo se sentirá mejor después de la actividad física, sino que sus niveles de energía aumentarán y mejorará su salud mental.
Dormir bien es una de las mayores prioridades.
Le hará un favor a su corazón y se sentirá como nuevo y más preparado para afrontar el día. Los adultos deben dormir entre siete y nueve horas cada noche.
No descuide sus revisiones médicas.
Cuando le recuerde a quien está cuidando la próxima cita con el médico, no olvide programar sus propias revisiones.
Programe “tiempo personal”.
¿Cómo se supone que debe cuidar a otra persona si su propio bienestar mental o emocional va a peor? Es importante dedicarse tiempo a uno mismo. Pruebe con una clase de yoga, aprenda a meditar, vea una película divertida o disfrute de un día de spa. Independientemente de la forma de relajación que prefiera, haga de ella una prioridad periódica para no agotarse.
Encuentre su sentido del humor.
Es verdad que la risa es, sin duda, el mejor medicamento, ¿verdad? Dedique un tiempo cada día a ver o hacer algo que le haga reír. Por ejemplo, puede ver videos divertidos, escuchar a un comediante o cualquier otra cosa que le haga reír. Comparta su experiencia divertida con otra persona si desea estrechar lazos.
Reconozca sus emociones.
Mientras cuida a un ser querido que sufrió un ataque o derrame cerebral, es posible que sienta estrés, tristeza, enojo u otras emociones. Todo forma parte normal del proceso. Hable de lo que le está viviendo con amigos o familiares de confianza. Si siente que se agobia o cree que padece depresión, pida ayuda a un profesional de la salud mental.
Busque la ayuda de personas que sepan cómo tratar un ataque o derrame cerebral.
La American Stroke Association tiene un vínculo en el que podrá encontrar los grupos de apoyo de su localidad (presenciales o en línea), los que se orientan a los sobrevivientes de un ataque o derrame cerebral y a sus cuidadores. La Red de Apoyo de la American Heart Association también tiene un foro en línea para hablar sobre el ataque o derrame cerebral y comunicarse con otros cuidadores.
Por último, pero no menos importante, la línea telefónica de la American Stroke Association conecta a los sobrevivientes del ataque o derrame cerebral, sus familiares y cuidadores con un miembro del equipo que puede proporcionar apoyo, recursos y contención.