Una sobreviviente de la disfunción coronaria microvascular (DCM) alienta a las mujeres a que se defiendan por sí mismas
El diagnóstico de disfunción microvascular coronaria inspira a la trabajadora social a ser proactiva con respecto a su salud.
La salud y el bienestar siempre han sido una prioridad para Tiffiney Taylor, 48. Siempre hizo todo lo posible por comer sano, especialmente en comparación con sus compañeros, y hacer ejercicio con regularidad.
Sin embargo, a principios de sus 40, comenzó a sentir dolores punzantes en el pecho y una fatiga generalizada tan intensos que tuvo que tomarse un descanso del trabajo. Incluso llevar una carga de ropa a la lavandería la agotaba.
“Nunca había experimentado nada parecido”, dijo.
Si bien Taylor no tenía síntomas, como presión arterial alta ni colesterol elevado, recientemente había perdido a su madre por un episodio cardíaco, y las cardiopatías están presentes en ambos lados de su familia.
Para estar segura, programó una cita con su médico de cabecera, quien sugirió que sus síntomas fueron causados por el dolor por la muerte de su madre o el estrés debido a su profesión integral como trabajadora social.
“Pensó que estaba sufriendo ataques de ansiedad o algo así, y me sugirió que me tomara un descanso del trabajo para volver a concentrarme”, indicó Taylor. “Sentí que iba a ser una molestia para él hacer un poco de trabajo adicional”.
Como los síntomas persistían, programó una cita con un cardiólogo.
“No esperé una remisión”, dijo. “Es importante abogar por uno mismo”.
El cardiólogo realizó varias pruebas, incluida una angiografía, una técnica de obtención de imágenes por rayos X de los vasos sanguíneos para detectar bloqueos. Esto reveló que, aunque no tenía acumulación de placa en las arterias principales, tenía bloqueos en las arterias más pequeñas dentro de la cámara cardíaca, una afección llamada disfunción microvascular coronaria o DMC. La DMC se desarrolla con mayor frecuencia en mujeres, en especial, en mujeres más jóvenes.
Taylor también fue diagnosticada con angina, un dolor torácico causado por un flujo sanguíneo muy bajo al corazón.
Después, se enteró de que no había cura.
“Se sentía como si fuera un asesino silencioso”, declaró. “Si tenía un bloqueo importante, podrían hacer algo al respecto: una derivación o un stent. No es que quiero experimentar ese tipo de cosas, pero, al menos, habría algo de alivio”.
Hoy en día, no existe cura para la disfunción microvascular coronaria, solo medicamentos para ayudar a controlar los síntomas.
En el caso de Taylor, tomar una aspirina en dosis bajas y otros dos medicamentos para el corazón a diario alivió sus síntomas. Al principio, uno de los medicamentos le provocaba somnolencia, pero esta desapareció con el tiempo.
También caminó regularmente por la playa cerca de su casa en Rochester, Nueva York, entrenó en el gimnasio e hizo yoga y meditación para combatir el estrés.
“El corazón es un músculo y debe trabajarse todos los días”, explicó Taylor. “Con las enfermedades cardiovasculares, realmente debes tomar el control y priorizar tu vida y tu salud”.
También trabajó con una nutricionista para reformar su dieta, eliminar la carne roja y aumentar la ingesta de granos integrales, frutas y verduras.
“El diagnóstico aumentó mi conocimiento de lo importantes que son”, comentó.
Como resultado, tiene más energía y está menos cansada. Su angina también ha mejorado, aunque siente dolor torácico de vez en cuando. El año pasado, empeoró tanto que su médico le realizó una prueba de esfuerzo para descartar la presencia de un coágulo. No reveló ningún motivo de preocupación.
Si bien los medicamentos y la modificación del estilo de vida pueden mejorar la calidad de vida, los tratamientos actuales para tratar la DMC se limitan, en gran medida, al tratamiento de los síntomas. Acelerar el descubrimiento científico a través de la investigación, incluidos los ensayos clínicos, es fundamental no solo para aumentar nuestra comprensión y reconocimiento de la DMC en mujeres, sino también para el desarrollo de nuevas terapias diseñadas con el fin de atacar la propia enfermedad.
Aún desconcertada por el hecho de que su primer médico descartó los síntomas, Taylor quiere que otras mujeres y profesionales de la salud aprendan de su experiencia.
“Nuestra sociedad tiene gran estima por los profesionales médicos, pero ellos no conocen su cuerpo como usted”, afirma. “Es importante abogar por uno mismo”.
Además de ser su propio defensor, es importante que conozca sus antecedentes familiares, se informe sobre las enfermedades cardiovasculares, como la disfunción microvascular coronaria, y que comprenda los riesgos, los signos y los síntomas exclusivos de las mujeres.
Obtenga más información sobre la disfunción microvascular coronaria en mujeres y hable con su equipo médico sobre cualquier pregunta relacionada con su salud.