Pescado y ácidos grasos omega 3
El pescado es una buena fuente de proteínas y, a diferencia de los productos cárnicos grasos, no tiene un contenido elevado de grasas saturadas. Comer pescado y mariscos con regularidad se asocia con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares. El pescado también es una buena fuente de ácidos grasos omega 3, que son buenos para tu corazón. Se ha demostrado en investigaciones que los ácidos grasos omega 3 pueden reducir el riesgo de cardiopatía y derrame cerebral.
La American Heart Association recomienda un patrón alimenticio que incluye fuentes saludables de proteínas, principalmente de fuentes vegetales; comer pescado y mariscos regularmente; sustituir productos lácteos descremados y bajos en grasas en lugar de versiones con grasas completas; y para personas que comen carne o aves de corral, elegir aquellas que sean magras y sin procesar.
Coma pescado al menos dos veces a la semana.
La American Heart Association recomienda comer 2 porciones de pescado (especialmente pescado graso) por semana.
Una porción equivale a unos 100 gramos (3 onzas) de pescado o alrededor de ¾ de taza de pescado desmenuzado. Los pescados grasos como anchoas, arenque, caballa, bacalao negro, salmón, sardinas, atún azul, pescado blanco, lubina estriada y cobia son altos en ácidos grasos omega 3.
¿El pescado es bueno para las mujeres embarazadas, bebés y niños pequeños?
El consumo de pescado como parte de un patrón alimentario saludable para el corazón es saludable para las madres y sus bebés.
Algunos tipos de pescado contienen altos niveles de mercurio u otros contaminantes ambientales. Las mujeres embarazadas, que planean quedar embarazadas o en período de lactancia, así como los padres u otras personas que estén alimentando a niños pequeños, deben consultar este sitio web de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los EE. UU. para conocer las últimas recomendaciones para evitar comer pescado contaminado.
Comer una gran variedad de pescado ayudará a minimizar los posibles efectos adversos debidos a los contaminantes ambientales. Los beneficios superan con creces los riesgos potenciales cuando la cantidad de pescado ingerido se encuentra dentro de las recomendaciones establecidas por la FDA y la Agencia de Protección Ambiental.